Fue un encuentro organizado por el Arzobispado de Buenos Aires, los curas villeros porteños y los Hogares de Cristo del que sólo trascendió una foto, pero que funcionó como un mensaje político en medio del escándalo de los alimentos acopiados y el crecimiento de la indigencia. «Fue un llamado a redoblar los esfuerzos para acompañar a los que menos tienen», contó a Página/12 el Padre Tonga, de Villa Oculta, uno de los convocantes. Las voces de la Plaza.