Los periodistas Martín Adorno y Cynthia García se propusieron recorrer la historia y la actualidad de la dirigente social jujeña Milagro Sala, que permanece detenida en la provincia de Jujuy desde 2016, en el documental “Milagro. La película”. “Poco cambió en la distribución del poder en manos de pocas familias, en los últimos 70, 80 ó 90 años, con independencia del color del gobierno local de turno. Y Milagro es una anomalía absoluta, por mujer, por kolla, por pobre, por jetona… por líder”, dijo Adorno sobre la protagonista de este trabajo. En tanto, García adelantó explicó que el filme “no es un documental sobre Milagro inocente o Milagro culpable, sino sobre las afectaciones a sus derechos humanos” . El trabajo está disponible en Cine.ar Play.
Con música de Peteco Carabajal, el documental se estrenó originalmente el 12 de octubre de 2018. “Ese día coincidía el hecho simbólico de la historia de nuestro continente con los mil días de la detención ilegal, ilegítima y arbitraria de Milagro”, dijo Adorno.
Sala aún permanece detenida con prisión domiciliaria. La Justicia determinó una pena de 13 años de prisión por la causa “Pibes Villeros”. Los jueces consideraron que la líder de la organización social Tupac Amaru encabezó una asociación ilícita y fraude en perjuicio de la administración pública. Durante el proceso se investigó el desvío de fondos estatales por más de 60 millones de pesos cobrados por cooperativas para construir viviendas sociales, entre 2011 y 2015, que nunca se realizaron. Sala, además, tiene firme una sentencia a cuatro años de cárcel efectiva por agredir a dos referentes de otras organizaciones sociales.
—¿Cuál fue el aporte de Milagro Sala en el armado de la película, además de sus testimonios?
—Milagro fundamentalmente se presenta como un ser humano. La excesiva mediatización de su figura y las maneras en que se fue configurando ese personaje inseparable de indecibles adjetivos, era y es una plataforma significante conformada a partir de pareceres en permanente lucha. Ella tomando mate, cocinando, preocupándose por las cosas de la casa/cárcel, no deja de ser un animal político. Pero Milagro, en la película, aporta mucho de todo aquello que deja de lado esa construcción hegemónica inoculadora de odio y veneno.
—¿Qué significa para ustedes la difusión masiva por Cine.ar?
—Para mí, que vengo de la parte de atrás de abajo del fondo, así, sin comas, es llegar a un peldaño a los codazos pero con mucha dignidad. Todo ha sido a base de mucho trabajo y esfuerzo. Entonces, esa suerte de reconocimiento de capital cultural, como las miles de emociones que la película ha generado en su derrotero, es espiritual y profesionalmente reconfortante. Diría que estas instancias son como mojones que uno va dejando en el camino para encontrarlos luego y corroborar que está haciendo lo que se propuso y lo que anhela, lo que hay que hacer.
—¿Están en contacto con Sala?
—Estamos en contacto con ella. En una democracia robusta y consistente no debiera existir la posibilidad de que sujetos como Gerardo Morales o Mauricio Macri pudieran pensar en postularse o formar parte de entramados plebiscitarios. Jujuy, podría decirse, ostenta uno de los más bajos niveles de calidad democrática, política e institucional del país. Sarmiento sugería que aquellos sujetos incómodos que no se podían adaptar al statu quo de su época bien podrían ser condenados a los confines de la vasta extensión de aquel joven país enorme. Este paso, antesala a la aniquilación, de algún modo se siguió replicando en provincias extremas como Jujuy. Poco cambió en la distribución del poder en manos de pocas familias, en los últimos 70, 80 o 90 años, con independencia del color del Gobierno local de turno. Milagro es una anomalía absoluta, por mujer, por kolla, por pobre, por jetona… por líder.
—¿Cómo ven el presente y el futuro jurídico de Sala ante los cambios políticos en el país?
—Entendemos que los tiempos políticos e institucionales suelen ser informes. Pero el nivel de irregularidades, por no decir acciones parajudiciales, es tan atroz y aberrante, que -queremos creer-, no se debería sostener mucho más en el tiempo. Y menos con tantos organismos de derechos humanos, políticos y sociales cuidando de ella. Estamos convencidos de que si esto hubiese ocurrido hace un puñado de décadas, Milagro no estaría viva; de hecho (el empresario (Carlos Pedro) Blaquier es cuanto menos partícipe necesario de aquel apagón en el que se secuestraron más de 400 trabajadores del ingenio Ledesma, del cual de 30 aún no se encontraron rastros. Tarde o temprano, Milagro debe volver a estar en libertad, pues su mayor pecado fue hacerle frente al poder real y disputarle territorio simbólico, político y económico a los hombres blancos del Norte argentino.
Derechos humanos
La periodista Cynthia García, codirectora del documental “Milagro. La película” y ex integrante del programa “678” de la Televisión Pública, dijo que con el filme se procuró “romper ese verosímil construido por la maquinaria mediática” sobre la figura de Sala. García añadió que el filme “no es un documental sobre Milagro inocente o Milagro culpable, sino sobre las afectaciones a sus derechos humanos”.